Microcredenciales Educativas: una mirada al futuro del desarrollo profesional y las competencias digitales. Por Mario Hidalgo.

Mujer usando pantalla táctil con imágenes de representaciones de ADN

Microcredenciales educativas: una mirada al futuro del desarrollo profesional y las competencias digitales

Las Microcredenciales y la transformación del aprendizaje en la era digital.

Las tecnologías digitales han redefinido las dinámicas sociales, culturales y económicas a nivel global. En este escenario de cambio, el aprendizaje continuo se configura como un elemento clave para responder a las exigencias de un mercado laboral cada vez más especializado y tecnificado. Las competencias requeridas por los nuevos entornos profesionales exigen planteamientos pedagógicos ágiles, pertinentes y contextualizados, capaces de adaptarse a los nuevos ritmos y necesidades cada vez más específicas. En este sentido, los modelos tradicionales de desarrollo profesional parecen mostrar ciertas limitaciones para dar respuesta a estos nuevos retos.

En este marco emergen con fuerza las microcredenciales, entendidas como experiencias de aprendizaje breves, enfocadas y transferibles, las cuales permiten al profesional adquirir competencias concretas con una aplicabilidad inmediata. Estas iniciativas, cuando son mediadas por tecnologías digitales, favorecen un alto grado de personalización del aprendizaje, al tiempo que ofrecen una respuesta eficaz ante la escasez de tiempo y el exceso de información. Su valor reside en la capacidad de conectar el aprendizaje con la práctica profesional en contextos reales, dotando al proceso de mayor sentido y funcionalidad.

Propuestas como el Programa Momentum y su microcredencial El portfolio como instrumento de aprendizaje y desarrollo profesional hacen realidad una tendencia que redefine la noción del aprendizaje continuo, abriendo nuevas posibilidades para el desarrollo profesional en la era digital.

Impacto y proyección de una experiencia de aprendizaje innovadora

En el marco del Programa Momentum, impulsado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se ha llevado a cabo durante el mes de marzo de 2025 una actividad que ha superado todas las expectativas tanto en su diseño como en sus resultados. La microcredencial El portfolio como instrumento de aprendizaje y desarrollo profesional ha permitido demostrar que es posible ofrecer experiencias de aprendizaje de alta calidad y profundamente transformadoras, todo ello en un formato breve, flexible y adaptado a las necesidades reales del contexto científico-profesional.

Desde su concepción, esta experiencia se ha diseñado con una clara orientación práctica, sin renunciar a la importancia de establecer una base teórica sólida. El objetivo principal ha sido la construcción de un portfolio digital de aprendizaje, concebido como una herramienta orientada a potenciar las competencias profesionales y fomentar el desarrollo del talento digital. La propuesta afrontaba como reto superar la concepción tradicional del currículum vitae como único medio para evidenciar logros académicos y profesionales, ofreciendo al alumnado una visión más enriquecida sobre cómo demostrar, mediante evidencias reales, sus capacidades y logros más allá de un título o un certificado tradicional. Esta idea podría resumirse en la frase:


“No me digas lo que sabes hacer, demuéstrame que sabes hacerlo”.


El diseño metodológico de la microcredencial, de 3 ECTS (75 horas), ha combinado clases en directo (las cuales quedaban grabadas), materiales estructurados, foros de intercambio y una evaluación centrada en la elaboración del producto final: el portfolio. A través de esta microcredencial, el alumnado ha podido documentar no solo lo aprendido, sino también sus capacidades, intereses y proyecciones, convirtiendo el portfolio en una especie de cuaderno de bitácora personal que les acompañará en su recorrido dentro del Programa Momentum.

El impacto de esta experiencia es, sin duda, uno de los aspectos más destacables. De los 179 participantes inscritos, 174 superaron con éxito la microcredencial, lo que representa un índice de certificación del 97%. Este dato no solo evidencia el compromiso del alumnado y la eficacia del diseño pedagógico, sino que constituye un indicador claro de éxito colectivo. A los participantes que han alcanzado el nivel requerido se les ha otorgado una credencial digital en formato Europass, que aporta valor añadido en términos de reconocimiento, visibilidad y portabilidad en el espacio europeo de educación y empleo.

Sin embargo, quedarse en una visión estadística de los resultados como indicador de éxito, resultaría una visión muy limitada que no reflejaría la riqueza de la experiencia. Más allá de las cifras, el verdadero éxito de esta iniciativa reside en la calidad del aprendizaje generado. Los portfolios presentados muestran un cambio en la concepción del aprendizaje, manifestado a través del alto nivel de profundidad y reflexión. La participación activa en los foros, el interés mostrado en las sesiones en directo y el nivel de elaboración del trabajo final son testimonio del alto grado de implicación y apropiación del aprendizaje por parte del alumnado. Muestra de todo ello puede verse, al más alto nivel, en los portfolios destacados publicados en la Web Oficial de Momentum.

Como docente y director de esta microcredencial, puedo afirmar que ha sido una experiencia extraordinariamente enriquecedora. No solo por el reto de lograr que fuera rigurosa y accesible, sino porque el proceso me ha permitido constatar que es posible lograr un nuevo enfoque para entender el aprendizaje y el desarrollo profesional, transformando estas experiencias en un proceso relevante, situado y útil para la vida profesional de los participantes.

Esta experiencia invita a reflexionar sobre el potencial de las microcredenciales como vía de futuro para el aprendizaje continuo, especialmente en contextos como el científico, caracterizados por la rapidez de los avances, la necesidad de actualización constante y la diversidad de perfiles profesionales que reclama el mercado laboral. Tras años de dedicación a la formación del profesorado, he podido constatar cómo las microcredenciales facilitan lo que muchas otras propuestas formativas no logran: ser concretas sin perder profundidad, aplicables sin sacrificar calidad y transferibles sin perder especificidad. Esta capacidad de adaptación a múltiples campos las convierte en un instrumento pedagógico con un altísimo potencial. Por este motivo, creo que el éxito de la experiencia estriba no en la cantidad de contenidos ni en la extensión de la formación, sino en la precisión del diseño, la claridad de los objetivos y la pertinencia de los medios utilizados. En un panorama en el que la oferta formativa es abrumadora, pero, a menudo, desconectada de la realidad profesional, es algo que merece ser reconocido y replicado.

Por todo ello, creo que esta microcredencial es una prueba concluyente de la necesidad de repensar el aprendizaje para toda la vida, y de que es posible hacer las cosas de forma distinta. Una forma que se centre especialmente en los resultados del aprendizaje.

Quiero agradecer al CSIC y a todo mi alumnado lo que me llevo de esta experiencia. Compartirla con algunas de las mentes más brillantes y prometedoras del panorama científico actual ha hecho de esta propuesta una experiencia inspiradora. A todos, gracias.